domingo, 4 de julio de 2010

La hora de Latinoamérica

El primer y el segundo centenario, de 1910 a 2010

La hora de Latinoamérica


Si comparamos el clima intelectual y político del primer Centenario con el que nos tocó vivir este año, podemos observar que mientras en 1910 la mirada estaba puesta en Europa, en los últimos años hemos afilado la puntería centrándonos en nuestro continente. Esto se plasmó en un Bicentenario en el cual asistieron siete presidentes latinoamericanos con los cuales las relaciones vienen aceitándose desde la batalla “No al Alca” de 2005, que puso freno a las intenciones norteamericanas de libre comercio en la región. La inauguración de la Galería de Héroes Latinoamericanos el 25 de mayo de este año fue símbolo de ese camino por el cual deberíamos seguir transitando. Un mayor protagonismo de UNASUR en la región seguramente permitiría avanzar mucho más en este terreno.
A principios del siglo XX, las elites intelectuales inventaban el mito de la “Madre Patria” y daban rienda suelta a la construcción de una raza con aspiraciones europeas en un país construido a base de inmigrantes y mestizos. Nunca más evidente que una raza es una construcción social y no una categoría biológica. Pero más allá de esto, salta a la luz la intención de las elites intelectuales y políticas del momento de diferenciarse de los países latinoamericanos y asemejarse a Europa, aun a costa de negar- literalmente- a sangre y fuego la presencia indígena en el país. En consonancia con ello, la elite política argentina erigía su Estado barriendo la Patagonia de esta “molesta presencia” y abonando la tierra, al decir de Sarmiento, con sangre indígena.
Para demostrar esta diferencia, basta recordar que este año estuvieron presentes, no sólo los presidentes sino los pueblos, la música y la cultura americanas, tanto en los recitales como en los desfiles, mientras que la figura que se llevaba la atención en el primer Centenario era la españolísima Infanta Isabel de Borbón. También tuvieron lugar en estas fechas los reclamos de los pueblos originarios que el 20 de mayo marcharon por un Estado Plurinacional. Si se acepta que lo simbólico no es causa pero tampoco es casualidad, se estará de acuerdo en que el camino para la concreción de estas demandas está trazado pero habrá que abrirlo, como hiciera el Che con las malezas de la selva cubana, a machetazos. Los reclamos de sus tierras ancestrales hoy explotadas y estropeadas por la soja y la magnitud de la reacción oligárquica contra la “Resolución 125” que establecía unas tibias retenciones móviles a ese cultivo, nos indica que no será fácil. Pero el paso más difícil de todo sendero es el que se da primero, y ya está dado.
La formación de la UNASUR con la presencia del ex Presidente argentino Néstor Kirchner como su Secretario General, da la valiosísima oportunidad de profundizar el vuelco de nuestro país hacia el continente, fortaleciendo los lazos con nuestros países hermanos y logrando un mayor protagonismo de la región en el mundo. El rol político de UNASUR demostró su eficacia cuando peligró el gobierno democrático de Evo Morales en Bolivia. Imaginemos si se fortaleciera, a su vez, su función integradora a nivel económico y su rol humanitario para que lamentables momentos como la tragedia de Haití no sean oportunidades de recolonización norteamericana. Coordinar los valiosísimos esfuerzos de ayuda humanitaria de cubanos, venezolanos, argentinos, y de los diferentes países de la región, permitiría no ver repetida la foto de George W. Bush limpiándose las manos por tocar a un haitiano pobre. También evitaríamos ver a Barack Obama interpretando el penosísimo papel de héroe de color de una película de Hollywood en la cual Estados Unidos domina y apadrina lo que para ellos es una simple isla de su Patrio Trasero.
Hay una patria que renace en este bicentenario y es una Argentina latinoamericana. Sería importante que no volvamos a perder el rumbo ni la oportunidad. Ajustemos los relojes y las diferencias horarias, porque la hora de Latinoamérica está por llegar.