domingo, 19 de diciembre de 2010

LAS TUNAS Y NORDELTA, EL PARTIDO DE TIGRE, PARTIDO EN DOS

Entrevista a Marina Rollman, voluntaria en el Bachillerato Popular Raíces del Barrio Las Tunas, ubicado a una cuadra del barrio privado Nordelta

“Los divide un muro de cemento, con alambres de púa y eso marca una gran distancia”

Marina Rollman es estudiante de Sociología y vive muy cerca de la facultad, a una cuadra de Plaza Houssay. Sin embargo, desde hace más de un año viaja de dos a tres veces por semana al Partido de Tigre para dar clases como voluntaria en el Bachillerato Popular Raíces del Barrio Las Tunas, que tiene la particularidad de encontrarse a sólo (¿sólo?) un muro de distancia del complejo Nordelta.
En esta entrevista explica cómo surgió y qué función cumple este centro de educación popular y reflexiona sobre cómo cambió Las Tunas a partir de la construcción de ese exclusivo barrio privado.


Marina hace una pausa entre parcial y parcial para dar esta entrevista en esta época de exámenes agitada. Emerge por un rato de entre los apuntes del Centro de Estudiantes de Sociales para compartir su experiencia como docente en el Bachillerato Raíces del Barrio Las Tunas.


Educación popular


"La idea es que los alumnos trabajen sobre el contexto en el que están”

Revista La Posta: ¿Cómo llegaste a conectarte con la gente que trabaja en el Bachillerato como voluntaria?
Marina Rollman: Trabajé un mes en Antena Negra, Canal 4, un canal por Internet, y fuimos a cubrir una nota porque habían tomado un terreno para construir el bachillerato. El Bachillerato existía desde el 2007 pero necesitaban un espacio más adecuado porque el que tenían quedaba chico. Fueron al terreno de la esquina, que lo controlaba la puntera del barrio -Ana Grandi, arreglada con el intendente Sergio Massa- quien no lo estaba ocupando desde hacía años. Había construido solamente un tinglado, que todavía está y había un mástil porque supuestamente se iba a hacer una escuela, pero nunca la hizo. Según cuenta la gente del barrio hacía años que estaba así el terreno y la escuela no se construía.

LP: ¿Cómo surgen estos bachilleratos populares?
MR: Surgen a partir del 2004 para usar el espacio vacío que había en empresas recuperadas. Casi todos, Madereras, IMPA, Chilavert, que también tienen centros culturales, surgen dentro de empresas recuperadas, para darle un sentido social a estos espacios tanto para la comunidad como para los que están dentro de la fábrica, porque había muchos obreros que no tenían secundario y eso les hacía difícil conseguir mejores trabajos. Por eso, está orientado a jóvenes y adultos. Hay gente a partir de 16 años, de 30 y hasta de 50. Por la destrucción de la educación durante los años 90 estos sectores habían quedado al margen de la educación formal. Los bachilleratos populares vienen a responder a ese tipo de necesidades.

LP: ¿Qué diferencias notás entre la educación que podés haber recibido vos, o cualquier adolescente en una escuela estatal o privada y la que se imparte en los bachilleratos populares?
MR: Si te referís a planes de estudio, las formas de dar clases, la didáctica, sí, hay diferencias. Trabajamos con parejas pedagógicas, damos las clases de a dos, las materias en que hay suficientes profesores. En las clases de matemática a veces es difícil dar de a dos, porque hay menos profesores. La pareja pedagógica tiene varias ventajas. A veces uno da la clase y el otro ayuda con las tareas, preparamos las clases juntos, si uno no puede ir va el otro. La idea de la pareja pedagógica es que se puedan acompañar en el proceso de educar, que no es fácil. Nos concebimos como una organización política, por lo tanto el contenido que se dicta lo discutimos entre los profesores, y a partir de eso empezamos a delinear lo que nos interesa. Apuntamos a que las clases sean participativas y que los pibes puedan relacionarlo con su propio contexto y piensen, por ejemplo en sociología, categorías sociales o cómo sería la comunicación en el barrio, siempre pensando en el lugar donde están viviendo. Esas relaciones nosotros no podemos hacerlas porque no vivimos en el barrio entonces tienen que elaborarlo ellos. Esta es una idea de Paulo Freire, de trabajar con el contexto en el que están, desde el aquí y el ahora.


Las Tunas y Nordelta: Un muro, dos realidades
LP: ¿Cómo ves las condiciones en las que vive la gente del barrio Las Tunas, donde está el bachillerato?
MR: El barrio está en el Partido de Tigre, sobre el continente, no en las islas, Los que están más cerca de la ruta son de clase media, laburantes pero de clase media. Cuanto más alejado estás de la ruta las condiciones son más precarias. Hay un arroyo cerca, pero está sucio. Es una zona que está cerca de un frigorífico, por lo tanto a veces el olor es nauseabundo. No cuentan con cloacas, por ejemplo, suficiente luz, gas. Hay casas de material pero otras son de chapa, cartón o madera. Está a una cuadra de Nordelta.

LP: ¿Cómo afectó la construcción de este barrio privado la vida de la gente que vive en Las Tunas?
MR: Nordelta es un complejo de barrios privados que está, como te decía, a sólo una cuadra del barrio. Los divide un muro de cemento, con alambres de púa y eso marca una gran distancia. Hace poco estuvimos trabajando en el bachillerato cómo era el barrio antes que no estaba el muro y cómo es ahora. A partir de esto, hicimos una actividad para denunciar que antes de que construyeran este emprendimiento inmobiliario había un gran campo donde la gente iba a tomar mate, a encontrarse con sus amores, se hacía doma de caballo, como un espacio de recreación.

LP: Entonces, una de las consecuencias que trajo la construcción de este complejo habitacional de clase alta fue que el barrio perdió ese lugar de esparcimiento. ¿Qué otras consecuencias trajo?
MR: Algunos inconvenientes también se notan en las inundaciones. Para poner el muro hicieron un terraplén y el barrio quedó mucho más abajo. Nordelta instala un sistema de poldorización, con lo cual hay zonas que quedan más elevadas que otras para evitar que dentro de Nordelta se inunde y las zonas que más bajas quedan son las que más fácil se van a inundar, porque el agua va hacia las zonas más bajas. Esto genera que todos los barrios que están a su alrededor que en general son precarios, y quedan a expensas de lo que suceda adentro de Nordelta. Este complejo tiene una extensión de 16 km2, en un km2 hay 1.250 habitantes. En Las Tunas, de 6 km2, por cada km2 hay 6.667 habitantes.

LP: ¿Cuándo se creó Nordelta?
MR: Es un proyecto inmobiliario que arranca en los 90. Hay una resolución de 1992 que dice que había un desierto en esa zona y por lo tanto se podía construir un nuevo espacio urbano. Es re loco pensar un desierto en plena pampa húmeda. Para hacer este gran negocio inventan esto. Podrían haber puesto que es una zona no habitable, inundable, pero un desierto en medio de la pampa es ridículo.

LP: A La gente que vive en las Tunas le llega noticia del tipo de vida que se lleva en Nordelta. Tengo entendido que es muy lujosa y el contraste debe ser muy fuerte.
MR: Si, tienen forma de ver la forma en que se vive dentro. Nordelta vino, por un lado, a ser un espacio privilegiado para los ricos, un nuevo espacio urbano, un negocio inmobiliario y por el otro, vino a solucionar un problema de trabajo, si se quiere, que existía en el conurbano en toda la década del 90. La mano de obra que trabaja en Nordelta de dónde va a salir? De todos los barrios precarios que se estaban formando y estaban creciendo a la par de Nordelta. Hay mucha gente que trabaja en Nordelta como obreros de la construcción o personal doméstico. Cuentan que los controlan atrozmente para entrar y para salir. Les piden el documento, la firma, etc. Así que conocen lo que es Nordelta por dentro. A veces está abierto el portón y se puede ver hacia dentro. Son dos realidades muy diferentes que están cerca y están en contacto. Si sacás una foto desde dentro del muro podés ver las dos realidades y el corte es contundente.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ni una muerte más

En este año que termina, en que la carrera presidencial está en preliminares, vuelve a aparecer como noticia cotidiana la violencia. Muertes ligadas a la protesta social, como en los 90 o como en 2001. Esta vez de la mano de la derecha recalcitrante que encarna Macri como en otro momento la encarnó Mendez, pero también de los elementos podridos que todavía afloran de lo viejo que no acaba de morir, como la burocracia sindical de los gordos de Pedraza, o la Policía Federal todavía impregnada de elementos que actuaron en la dictadura y de una historia de represión en democracia que se ha intentado revertir desde 2003. Pilares contrarios al cambio en donde se asientan los mismos cambios para tomar impulso, cuestiones que se dejan en stand by para lograr una hegemonía que permita la gobernabilidad, una estabilidad que permita gobernar al tiempo que se llevan a cabo grandes gestas contra los grupos monopólicos, contra la oligarquía, contra los poderes concentrados que se creyeron dueños del mundo y del país, y con razón. Pero esa estabilidad tiene en sus cimientos las cloacas de un modelo caduco, formaciones de poder que no son fáciles de disolver ni menos pueden disolverse de un sólo golpe o rápidamente como quisiéramos. Sería importante no sucumbir en ellas.
Otra vez nos duelen noticias de muertes pobres a las que ya no estamos mal acostumbrados y que nos sublevan. Mucho más cuando se escuchan voces de pornográfica xenofobia por parte de funcionarios y el mismo Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauritzio Macri. Estas tristísimas muertes como la de Mariano Ferreira, y los tres muertos de Soldati, son preocupantes y graves. La muerte no puede hacerse costumbre, tampoco la represión, no podemos acostumbrarnos a eso y mucho menos dejar que pase. Esta seguidilla debe terminar cuanto antes. El único camino que le queda a la derecha es sembrar el caos y presentarse como la opción de orden que venga a controlar el país con su mano dura. A eso juega Duhalde ofreciéndose ante sus amos en Washington. Hay que bloquear ese camino. Por eso, la Policía Federal y la gendarmería llegadas a Soldati tienen que ocuparse de que no haya ni una muerte más. No van a cuidar el parque, un parque que es en realidad un descampado en estado de escandaloso abandono, van a cuidar la vida de las personas que se encuentran en el Parque, mientras se inicia el proceso de negociación para solucionar el problema de vivienda que afecta a los ocupantes. Si la inoperancia del pro no logra dar una solución política a esta demanda, el Gobierno Nacional tendrá que ocuparse. No hay nada que perder y todo por ganar. No es sacarle las papas del fuego a Macri, más allá de la cuestión jurisdiccional. Es salvaguardar los derechos humanos a la vida, a la vivienda, y es demostrar cuál es el camino para conseguirlo. La política ha recuperado su jerarquía en relación a la economía y debe recuperarla respecto a la violencia.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Las luces del estadio

Suena Las Luces del Estadio, los acordes se sienten como puñaladas en el pecho y la letra te va descosiendo poco a poco el corazón que habías arreglado a puro remiendo, y con tanta dedicación. Esas noches que se acaban cuando todavía las piernas se mueven solas y la mano busca el vaso, la lengua su conversación, la risa su motivo. Queda el agijón de la culpa de aquellos momentos en que preferimos vivir cuidando un empate y no intentamos la milagrosa jugada de gol que nos ofrecía la gloria, a todo o nada. Las noches de milonga, las noches de baile que crueles se acaban, que tienen final cuando deberían ser eternas. Cuando se anuncia el maldito sol perforando el cristal de las ventanas y las pupilas se protegen instintivamente de ese atropello inesperado, de ese golpe sucio. Su final se siente como el de un fin de semana, de una vacación en la costa, de un cumpleaños o el fin de un amor. La muerte absurda de aquello que nació para ser eterno. Pero no apuren el final amigos, aguanten, que son sólo las luces del estadio…