lunes, 20 de septiembre de 2010

Memoria: José Luis Cabezas. Entrevista a Hector Sosa - UTPBA

ENTREVISTA A HECTOR SOSA, SECRETARIO DE PRENSA DE UTPBA

“El crimen de Cabezas fue el punto culminante de una década de ataques a los periodistas”

En un local de la Unión de Trabajadores de Prensa (Utpba), Héctor Sosa, Secretario de Prensa del sindicato, rememora el contexto en que fue asesinado José Luis Cabezas y hace un recorrido por una larga lucha contra la impunidad, de la cual formó parte el reclamo de esclarecimiento del crimen del reportero.

Héctor Sosa aparece por un pasillo cargado con libros, revistas y el anuario del sindicato de 1997, año en que asesinaron al Reportero Gráfico José Luis Cabezas, mientras trabajaba para la revista Noticias en la localidad balnearia de Pinamar. “La noche del 25 de enero, cuando salen a hacer la nota, las fotos ya habían sido editadas, y aparece el cuerpo de José Luis Cabezas en un auto, carbonizado, típico de una acción mafiosa que lamentablemente no es la primera vez que sucedía en el país-reflexiona el sindicalista- Nosotros no podemos olvidar que por aquí mismo, donde estamos ahora, pasaron Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, y este gremio sufrió mas de cien periodistas desaparecidos, muchos de ellos por sus investigaciones o su posición política.”

Lo primero que aclara el dirigente, sentado en uno de los pupitres del aula donde se imparte una Maestría en Comunicación Social, es que las denuncias de amedrentamiento a periodistas existían desde principios de la década del 90. En 1993, cinco años antes del crimen de Cabezas, había aparecido muerto Matías Bonino, quien estaba al frente de una campaña que realizaba el gremio contra la multiplicación de amenazas a periodistas. Para el Secretario de Prensa de Utpba, si el crimen de Bonino no tuvo la repercusión del de Cabezas, fue debido al contexto social en que cada uno sucedió. Según recuerda, “el contexto de 1997 era el de un menemismo en decadencia, el de una sociedad harta de que los pagos a los jubilados eran bajos, los pagos a los trabajadores también, había un contexto internacional donde se empezaban a producir algunos cambios y el menemismo estaba en retroceso. Hubo una reacción de la sociedad muy fuerte, detrás de la consigna “No se olviden de Cabezas.” Por el contrario, “en el año 1993 era otro contexto, una sociedad que estaba creída en el voto cuota, en las privatizaciones, en la farandulización de la televisión, por lo tanto al asesinato de Bonino y sobre todo proviniendo de un sector organizado, ni los medios ni el gobierno le prestaron la atención que luego le darían al crimen de Cabezas.”

Invitado a rememorar los días en que se conoció el asesinato del fotógrafo, Héctor resaltó la importancia de recuperar la situación social que vivía el país. “Es importante contextualizar en qué momento se produce el asesinato de José Luis Cabezas: es un contexto de gobierno del ex Presidente Menem, donde existían peleas dentro del propio gobierno, en donde estaba siendo observada de manera crítica la policía bonaerense, y también el de algunos empresarios que no eran gustosos de tomar trascendencia pública.”

“José Luis era un compañero afiliado a Utpba, un excelente fotoperiodista, que ese verano junto con otro colega, afiliado también a la entidad, el compañero Gabriel Michi, fueron a hacer lo que se llama en nuestro trabajo hacer la costa”. Según explica, “hacer la costa era cubrir la movida, lo que pasaba en el verano, podía significar hacer notas sobre la modelo del mes, o como en este caso, y aquí nosotros tenemos una mirada crítica sobre los dueños de los medios de comunicación, enviar a hacer notas como un seguimiento a un empresario, en este caso a Alfredo Yabrán, sin ningún tipo de preservación desde el punto de vista físico, de seguridad. A los trabajadores de prensa muchas veces los mandan a hacer investigaciones que en ocasiones son útiles o funcionales a los dueños de los medios de comunicación.” Jorge Fontevecchia, dueño de Editorial Perfil a la que pertenecía la revista Noticias para la cual trabajaba Cabezas, fue quien decidió que se hiciera un seguimiento sobre Alfredo Yabrán.

Yabrán era un empresario exitoso, un nuevo rico de la época del menemismo, dueño entre otras empresas del correo privado OCA. Según trascendió, al empresario no le gustaba que su imagen tomara estado público y Cabezas había logrado fotografiarlo caminando en la playa junto a su mujer.

Al ser consultado sobre si su colega fue asesinado por esa foto o por algún otro descubrimiento que hubiera hecho, Héctor Sosa responde: “No puedo hacer especulaciones sobre los motivos del crimen, porque estaría hablando sin fundamento. Lo que sí sé es que a veces los periodistas son el pato de la boda en las peleas entre gobernantes. Si alguien ve algo que no tiene que ser visto, su vida se acorta bastante. Hay una justicia que metió preso a una cantidad de personas, ahora las deja libres, y es la misma justicia.” Cabe aclarar que los condenados por el asesinato del reportero fueron excarcelados gracias al beneficio del 2 x 1, que hace que los años transcurridos en prisión sin sentencia firme se cuenten por doble en el cumplimiento de las condenas.
El juicio oral por la muerte de Cabezas se hizo en el año 2000 y señaló como responsables al Jefe de Custodia de Yabrán, Gregorio Ríos y cuatro policías pertenecientes a la bonaerense que participaron del crimen. El empresario postal no pudo ser juzgado ya que se suicidó mientras se encontraba prófugo de la justicia el 20 de marzo de 1998. Al momento de preguntarle si cree que se llegó a esclarecer el crimen, Héctor plantea que “el caso de José Luis es un hecho que no fue del todo aclarado nunca. Lo que sí sabemos es que fue el punto culminante de una situación en los años 90 dada por un gobierno, el menemista, que tuvo durante 10 años una actitud de ataque constante hacia los trabajadores de prensa. Hubo algunos casos de censura como el de Tato Bores. Se cerraban y se decomisaban radios. Siempre aparecían periodistas amenazados, algunos casos de periodistas conocidos como Nelson Castro tomaban estado público, otros no.”

La colaboración policial en el asesinato dejó al descubierto la corrupción existente en la policía bonaerense. “El caso reveló el poder mafioso en la Provincia de Buenos Aires, pero con la movilización que inició Utpba nosotros pudimos desmantelar la mentira organizada. Lo que se denominaba la bonaerense, yo creo que todavía sigue. Los que durante la dictadura eran jóvenes que participaron en la represión ilegal secuestrando, torturando, siguieron actuando en las fuerzas de seguridad en los años ‘80 y ‘90.”

Al adentrarse en el tema de la memoria, que sirvió como disparador de esta entrevista, Héctor cuenta que el lema de la campaña No se olviden de Cabezas, “apuntaba al olvido porque el tema de la memoria tiene que ver con lo que decía Freud: hay una parte del yo que tiende a la negación de las cosas que ocurren, el yo represor. La memoria de la sociedad argentina ha sido bastante débil, pero en ese entonces había una dinámica social que permitió una respuesta masiva, por la cual los periodistas nos sacamos el sayo de ser corporación, y sumamos a las organizaciones sociales, culturales, religiosas, barriales, estudiantiles.” En su opinión, si se llegó a un punto en que hubo un juicio y condenados, fue gracias a esta movilización social, de una sociedad harta de la impunidad. “El día que se cumplió el primer mes, llamamos a parar el país durante un minuto, ‘Un minuto por José Luis’ y la gente paró los colectivos, los subtes. Existía un gran rechazo ante varios crímenes que no estaban esclarecidos como el de Cabezas, el de María Soledad, la voladura de Fabricaciones Militares en Córdoba, el asesinato de Teresa Rodríguez como hechos emblemáticos. También hicimos el Tren contra la Impunidad, que salió desde Constitución hasta Dolores, donde estaba el juzgado que llevaba la causa Cabezas, y eran miles y miles de personas que participaron en pueblos y estaciones de trenes porque fue un momento de hastío de la sociedad.”